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Fuente: Internet

La Mochila de Julio Guzmán

La dictadura de la criollada I

Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre acabarás formando parte de ella.

Joan Baez

Publicado: 2016-02-10


Se está decidiendo en el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) si se acepta la candidatura de Julio Guzmán. Independientemente de si uno simpatice o no con él, no podemos negar que es un fenómeno interesante que compensa el pesimismo y la preocupación que sentíamos con las dos últimas elecciones. Esta es mi reflexión y por qué pienso que es positivo:

Para entender esto debemos retroceder dos elecciones presidenciales. En el 2006 tuvimos una elección que nos dio como segunda vuelta un Alan vs. Ollanta que para muchos fue de terror. Con Alan de presidente, el Apra nos defraudó por segunda vez. No olvidemos los petroaudios, los narcoindultos, que para trabajar en el Estado se necesitaba “el carnet del partido”, “el cristo de lo robado” y la desesperación por inaugurar obras a medio terminar (Estadio Nacional, Teatro Nacional, Biblioteca Nacional, etc). Luego en el 2011 las opciones no mejoraron mucho, tuvimos un escenario aún peor que el anterior con una segunda vuelta entre Keiko vs. Ollanta (el Cáncer o el Sida). De este gobierno no puedo decir muchas cosas negativas (porque no se ha hecho mucho, o casi nada), pero dentro de lo positivo sí está el refuerzo de los programas sociales. Es bueno recalcar que para conseguir la reconciliación nacional necesitamos que el Estado refuerce la movilidad social. Un Estado es grande si permite que alguien que nació pobre, con esfuerzo y disciplina progrese. ¿Se ha avanzado en los últimos gobiernos?

Socialmente nos hemos acostumbrados a ver a los líderes “sacarle la vuelta a la ley”, “robar pero hacer obra”, escapar de la justicia, crear cortinas de humo, y básicamente: a gobernar sin respetar los valores éticos básicos. Entonces, es claro que tenemos una crisis de valores, Acuña es candidato presidencial, pero nosotros somos muy Acuña cuando no le damos pase a un peatón en una esquina, cuando coimeamos a un policía, y cuando les decimos a nuestros hijos que digan al teléfono que no estamos. Sin querer, al acostumbrarnos a ver líderes sin valores (corruptos) perdemos sensibilidad ante lo incorrecto, y nos volvemos corruptos, nos volvemos amorales, nos volvemos Acuñas.

Pero mi mensaje es optimista, y a eso quería llegar. Ver en las encuestas opciones serias y respetables como PPK, Barnechea y Guzmán, me da una esperanza que no sentía hace mucho (quizás nunca en mis años con derecho a voto). Esta esperanza está relacionada a la necesidad psicológica de encontrar coherencia entre los valores que uno aprende en casa con la realidad. Especialmente en la realidad política. Admito que no tengo mi voto decidido, este se definirá con las encuestas, pero tengo fe en que será un voto con ilusión, no por “el menos malo”, como en los últimos 10 años.

Ojalá admitan la candidatura de Guzmán, creo es positivo darle la oportunidad. Su marcha morada me recuerda a dos momentos claves en nuestra historia: “El manguerazo” del Arq. Belaúnde, y “La marcha de los cuatro suyos” de Toledo. Antes que me digan que “debo mantener las distancias” quiero decirles que mi corazón es acción populista, y que si nos transportamos a 1956 veríamos en Belaúnde a un político joven con una moral vehemente, muchas ganas de trabajar por su país, y que también marchó hacia el JNE para defender una candidatura que se la querían tirar abajo por “errores de forma”. Me hubiese encantado ser uno de los jóvenes que creían en él y lo cargaron cuando los camiones rompe-manifestaciones lo rociaron de agua, luego de lo cual este siguió su marcha con la bandera peruana en la mano. ¿Lo encuentran conocido?

La marcha de Toledo también fue histórica, con su mascaipacha y su máscara antigas corriendo junto a miles por el Centro de Lima reclamando por la elección que le habían robado (recordemos la manipulación de la ONPE al dar los resultados para tratar de darle aroma de democracia).

Sin embargo, en estas dos historias fueron por rumbos distintos. Belaúnde se fue de la presidencia más pobre de lo que entró, como un caballero con su moral intacta. Mientras que Toledo…, pues nadie que analice el tema seriamente puede decir que Ecoteva es de su suegra. Triste final para la persona que abanderó la caída de la dictadura Fujimorista.

Por eso sí creo que Guzmán tiene una oportunidad muy importante en este momento. Está luchando contra la dictadura moral que tenemos en el Perú: “La dictadura de la criollada”, que nos tiene esclavos en elegir al que “roba pero hace obra”. Y lo confirmamos pues si existiese un poco de justicia en nuestro país Alan y Toledo le habrían respondido a la justicia, Acuña tendría un proceso penal real, Keiko no habría sido blindada políticamente y Nadine/Ollanta tendrían una investigación seria en cuanto entreguen el mandato. Mi mensaje a esto: ¡YA BASTA!

Según la última encuesta Julio Guzmán tiene el 20% de votos válidos. En realidad tiene el 16% del total, lo cual implica un gran crecimiento desde la última encuesta (+6%). De cualquier forma, la tendencia lo lleva a la segunda vuelta -aparentemente- si es que en los debates se defiende con mejor astucia que la que tuvo en las supuestas contradicciones con la prensa (que luego comentaré en un futuro artículo). [http://gestion.pe/multimedia/imagen/2154308/131769]

La mochila que lleva Julio Guzmán es la responsabilidad de reconciliar la política con la ética y los valores. Es una mochila pesada que recién cargará si es que gana las elecciones. Es un “David” venciendo a los políticos tradicionales (Goliat), empujado por la esperanza de millones de personas que votan por un país mejor: jóvenes en su mayoría, y que aún tienen (tenemos) la vehemencia de creer en los valores y en oponerse a la criollada. ¿Guzmán representa ese mensaje?, sin lugar a dudas lo representa. Ya poco importa si él realmente cree en esto (o si sus valores concuerdan con esta expectativa) porque de una u otra forma ya lo personifica. Quienes pensamos en él como opción electoral tenemos como norte un gobierno sin escándalos medulares de corrupción, y no esperamos menos que eso pues una posible desilusión podría ser trágica.

Me gusta lo que dice fríamente Rosa María Palacios sobre él cuando se entrevistaron: “me quedé con la impresión de haber conocido a un idealista, (…) o es el más grande farsante que ha pasado por la política peruana. Por ahora, me quedo con la primera posibilidad.” [http://rosamariapalacios.pe/2016/01/22/una-conversacion-con-julio-guzman/]. Considerando las encuestas y las tendencias, sería muy dañino que él sea un farsante pues mataría la ilusión de muchos. Ya no hay marcha atrás en eso y la mochila la tiene puesta. Así que hay demasiado en juego.

Si en estas elecciones gana la corrupción (representado en quien sea), lo que hacemos es reelegir a la dictadura de “la criollada” en el gobierno y en nuestro día a día. Es de ciegos no querer ver la relación entre la escasez de valores en la política y los pequeños actos de corrupción que todos cometemos (o toleramos) en nuestra vida diaria. El nuevo presidente tendrá que estar a la altura de esta responsabilidad si es que aspiramos a un país mejor, a un Perú del primer mundo. Quienes sí creemos que esto es posible, tenemos fuertes esperanzas. Depende de nosotros elegir correctamente para salir de esta dictadura y extirpar “la viveza” que tanto daño nos hace como sociedad. Y si es Guzmán, de él dependerá ser un cuestionado Toledo, o un Belaúnde al que recordamos con un romántico “cómo no tenemos un segundo arquitecto en la política”.

Votemos con convicción y esperanza.

“¡Adelante, siempre adelante!” (Fernando Belaúnde Terry)


Escrito por

Alessandro Strobbe Recoba

Bachiller en derecho de la UL, amante del Perú, consumidor exigente, empresario, Dj amateur, y coleccionista de autos clásicos.


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